La compasión, la clave para la libertad

 


 

En un anterior blog ya he comentado la importancia que tiene para mi sentir las emociones, ver ”Feeling is Healing”. En muchas ocasiones no queremos sentir lo que sentimos, porque no es agradable y tenemos miedo de no ser capaces de suportarlo. Entonces lo que hacemos es huir del sentimiento, buscando distracciones, como mirar el móvil, mirar Netflix, ir a comprar, fumar, beber, etc. Pero haciendo esto, el sentimiento negativo se queda en el cuerpo y no se puede liberar, es como una pelota que quieres mantener debajo del agua. Pero hay un momento que esta pelota ya no se puede mantener mas debajo del agua y sale disparada, poniéndose de manifiesto una reacción agresiva, un enfado desmesurado, mucha tristeza, dolores físicos o depresión. En los siguientes dos blogs hablo de ello “Otra mirada a las enfermedades” y "Libérese del dolor de espalda de Dr.Sarno”, por si queréis leer un poco más sobre este tema.

La buena noticia es, que si que somos capaces de sentir las emociones y los sentimientos que tenemos. Si no huimos de ellos y nos sentamos a sentir, las emociones pueden pasar por nuestro cuerpo y transformarse. Si estas dispuest@ a sentir lo que quiere ser sentido (que pueden ser dolores antiguos de traumas vividos cuando eras pequeño), solo necesitas darle su espacio sin pensar de donde viene, ni que lo provoca, solo siente la emoción. Si puedes sentirlo, abrir tu corazón y sentir compasión por el dolor que sientes, es como se resuelve. Es como si hubiera una reacción química: las dos energías se complementan y se transforma. Todo este proceso necesita práctica. En principio a lo mejor te cuesta sentir esta compasión y puedes abrir el corazón solo un espacio determinado, pero cada vez que practicas puedes sentir más compasión por tu dolor y de esta manera es más fácil que se disuelva. 

Si te das cuenta, muchas veces somos muy duros con nosotros mismos y no nos permitimos darnos cariño. Hemos aprendido que tenemos que ser fuertes, que no podemos llorar, que tenemos que aguantar. Por esto, ser compasivo contigo mismo, puede ser algo nuevo y como todo lo nuevo se ha de practicar para poder dominarlo. Cada vez que te sientes mal, puedes intentar quedarte con el sentimiento, no rechazarlo, pero abrazarlo con compasión. A medida que vas haciendo esto, no solo te estás ayudando a ti mismo, también puedes sentir más compasión por las personas de tu alrededor.  En general, si eres tan duro contigo mismo, también lo eres con las personas cercanas. Con ellas también es importante tener compasión para poder mejorar tus relaciones y poder entender que cada uno tiene sus historias y heridas que tiene que gestionar.

¡Qué bonito seria el mundo si cada uno pudiera resolver sus heridas y vivir en paz consigo mismo y con las personas queridas!







 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi cáncer, una lección de vida

Mirar hacia dentro (nuestros proyecciones)

Cuando el cuerpo dice NO (When the body says NO) de Gabor Maté